jueves, 15 de noviembre de 2012

AMOR Y TERNURA DE VALLEJO A HENRIETTE MAISSE


Henriette Maisse, César Vallejo y Carlos More.

   Los amigos de Vallejo sabían que era monógamo, que lo único a que se atrevía era a mirar a las “Zorritas”, jóvenes parisimas, llamándolas así debido al color de la piel y el cabello. El Cholo no era enamorador, ni mucho menos dado a protagonizar amores pasajeros, compromisos furtivos ni aventuras. Sus contertulios coincidían en decir que era un tanto tímido e introvertido con las mujeres.
   Precisamente por eso, se puede hacer una historia de los amores del Cholo Vallejo. Como se sabe, nació 19 de mayo de 1892 y en 1915, a los 23 años se enamoró de su sobrina carnal llamada Otilia Vallejo, de 16 años de edad, hija de su hermano Víctor.  La familia se preocupó y censuró al amor del poeta. Sin embargo, la amó más allá de las miradas de fuego y plegarias dichas en voz baja en templo de Santiago de Chuco.
   Una vez radicado en Trujillo, en 1916, a los 24 años conoció a María Rosa Sandoval, una muchacha atractiva, de quien sus contemporáneos decían que por entonces escribía un “Diario de su vida”, por lo que la bautizaron con el nombre de María Bashkirseff. Pero falleció el 10 de ese año, dejando en el Cholo Vallejo un recuerdo con un sabor amargo, habiéndoles inspirado el poema “Los dados eternos”.
   En 1917 conoció a Zoila Rosa Cuadra, de 15 años, de ojos verdes y labios carnosos. Una tarde Vallejo le declaró su amor y así empezaron un intenso romance. Y ocurrió que Vallejo le puso en nombre de Mirtho, dedicándole al final de un amor intenso, el poema “Septiembre”, que después incluyera en “Los heraldos negros”.
    El dolor que le causó la ruptura con Mirtho lo llevó al borde del suicidio. Pero  sucedió que ese mismo año, se enamoró de una adolescente llamada Lourdes Murguía. A fines de ese mismo año sintió una profunda atracción por Hemelinda Melly, de 16 años.
    El 27 diciembre de 1917 Vallejo viajó a Lima y se enamoró intensamente de Otilia (nombre también de su prima Otilia Vallejo), ese amor le causó serios disgustos porque lo presionaron para que se casara, hecho que no aceptó el poeta, fue un año en que el Cholo sufrió una intensa soledad y además una marcada pobreza.
   El julio de ese año terminó con ella y le dedicó un soneto de catorce monosílabos: Ves / lo / que / es / pues / yo / ya / no. / La / cruz / da / luz / sin / fin. / A lo que habría que agregar el hecho de que Ángela Ramos le dijera, no. Sin olvidar a la “andina y dulce Rita de  junco y capulí”, que de acuerdo a la versión de Francisco Izquierdo Ríos se llamó Margarita Gordillo.
    Hasta que el 27 de junio de 1923, el Cholo partió en el barco “El Oroya” con destino a París. Desde ese año hasta 1925, poco se sabe respecto a la vida amorosa de Vallejo. Desirée Lieven, Ernesto More y José Macedo Mendoza, solían decir que durante ese tiempo, Vallejo tuvo amores informales con mujeres menores que él, de los cuales recordaban con cierta tristeza a Martha, empleada de una tienda de comestibles, hija de un español inmigrante.
   Será difícil determinar las circunstancias en que Henriette Maisse y el Cholo se conocieron. Vallejo convivió con ella en 1926. Pobre y enfermo, el poeta recibió el auxilio y amor infinito de Henriette, debido a que desarrollaba sus actividades como modista.  Y ocurrió que el Cholo conoció a Georgette Phillipart, con quien contrajo matrimonio el 11 de octubre de 1934, en el municipio del XV arrodissement, en el barrio de la Mairie, habiéndose instalado para vivir después en el bulevar Garibaldi. Nº 41.
    Extraña que Vallejo nunca le dedicara siquiera una línea a Henriette ni a Georgette. Un rasgo de todas las mujeres que amó o que lo amaron, es que siempre fueron menores que él. Pero la mujer con quien tuvo una gran diferencia de edad fue con su sobrina carnal llamada Otilia Vallejo, un amor prohibido del que hablan poco los historiadores.
    Poco se sabe acerca de los biografía de Henriette Maisse. Los estudiosos oficiales de Vallejo consignan datos dispersos como equívocos y no sienten afecto por ella, lo que es absolutamente injusto. Ignoran u olvidan a propósito que Henriette, convivió con Vallejo durante una de sus crisis, pobreza y enfermedad más  penosa.
    Es cierto que precisamente Henriette no fue una mujer con una biografía extraordinaria. Pero lo que no puede quedar en el fondo del olvido, es su calidad humana, su grado de solidaridad y amor a Vallejo. Compartió con él su magro salario de obrera a destajo, compró medicinas hasta donde pudo y sobre todo, lo amó en las circunstancias más adveras y en un mundo hostil para ambos.
    Henriette nació en París en el mes de septiembre de 1900, huérfana de padre y mayor de dos hermanas, pasó por serias penurias económicas en su niñez. Estudió hasta concluir  con estrechez su educación secundaria, siendo una de sus tías quien le enseñó el oficio de modista. Trabajaba en varios lugares o casas particulares y a veces lo hacía en su departamento alquilado, para lo cual había adquirido una máquina manual de cocer.
    Era una mujer sencilla, agraciada, sobre todo poseía una extraordinaria lucidez, rasgo mental por que Vallejo quedó sumamente impresionado, enamorado, según Desirée Lieven. No era digamos bella, pertenecía a lo que se denomina en París, la classe ouvriere.
    Una de  las únicas fotografías que ha quedado de ella es en la que aparece junto a Vallejo y Carlos More.  Está sentada junto al Cholo, festejando la navidad de 1926, en el atelier de la rue Vereingetorix, ocasión en que sobre la mesa, aparece pan, vino, botellas vacías con velas encendidas. Henriette junto a Vallejo, tiene una copa levantada para hacer un brindis. La foto fue tomada por Ernesto More.
    Se ha dicho que es posible que Vallejo la conociera a fines de mayo de 1925 y que después vivirían intensamente un amor con vino, pan, patatas y pobreza. Pero ni Henriette ni Vallejo estaban dotados para realizar o emprender tareas que les permitieran ganar lo suficiente como para poder vivir cómodamente. Cuando Vallejo se refería a Henriette le llamaba siempre mi “Zorrita”. “Mi dulce zorrita”. Todo indica que en realidad nunca hubo entre ellos la posibilidad de que algún día contrajeran matrimonio.
    En 1928, Vallejo con fecha 30 de enero le escribió a Pablo Abril de Vivero, diciéndole entre otros asuntos: “Le agradeceré muchísimo me diga con qué fecha se pidió un pasaje a Lima y cuánto solicitó para gastos de mi viaje al Callao”, debido a que el poeta había solicitado se financiara su repatriación. Luego en otra carta también a Abril de Vivero, le dice: “No he recibido aún la respuesta de Leguía y le agradeceré me diga usted si se ha hecho el reclamo a Lima por oficio o por telégrafo. Temo a veces que en Lima haya alguna mala intención contra mí. Para el pasaje”.  Lo que indica el deseo ferviente de regresar de Vallejo al Perú, pese a las amenazas e inminente encarcelamiento.
  En mayo de ese año, Vallejo le escribe a Abril de Vivero en forma dramática: “Hace un mes que estoy enfermo de una enfermedad de lo más complicada: estómago, corazón y pulmones. Estoy hecho un cadáver. No puedo ya ni penar. Sufro también del cerebro. Un mes que no duermo. Una debilidad horrible. Dispénseme que no le dé más detalles porque el médico me ha prohibido escribir y leer absolutamente”.
    Enfermo y débil, con la esperanza que el gobierno peruano le enviara el monto de los pasajes, Vallejo esperaba lo peor. Fue cuando precisamente el poeta tuvo el auxilio y amor de Henriette. No lo abandonó en ningún momento. Al contrario, después que superó una horrenda crisis física y sicológica, la “Zorrita” Henriette Maisse, acompañó al Cholo para que saliera de París y poco a poco recuperara su salud.
    Repuesto Vallejo, volvió a Paris con fecha 8 de setiembre de 1928 y, le escribió a Pablo Abril de Vivero haciéndole conocer que vive “Alrededor de Fontainebleau”. “A París voy –dice Vallejo- solo de cuando en cuando”. Le hace conocer su sorpresa al haberse producido el envío de su pasaje. En un acápite señala además que ha ganado 5 kilos, que su espíritu se ha fortalecido y que tiene conciencia de lo mal que estuvo en París.
    No existe otro documento no referencia directa a Henriette de la que Vallejo expresa en su carta: “Fue una crisis terrible y muy grave. Hoy – dice Vallejo -  me siento como resucitado, los meses de junio y mayo fueron verdaderamente trágicos para mí y para la pobre chica que me acompaña y que, dicho sea de paso se ha portado con mucha nobleza en este trance”. Hasta aquí el testimonio de Vallejo acerca de Henriette, reconocimiento en el que tácitamente expresa su sentimiento amoroso y al mismo tiempo un profundo agradecimiento.
   Desde fines de 1926, Vallejo y Henriette Maisse vivieron en el Hotel Richelieu de la rue Moliere. El caso es que Georgette en 1927,  era una “zorrita” de 18 años, quien también vivía allí con su madre llamada Marie Traverrs. El destino hizo que ambas vivieran frente a frente, razón por la que Vallejo conoció a Georgette.
   Enamorado Vallejo de Georgette  no tuvo más que decírselo a Henriette. Era natural que le produjera un serio disgusto, además Henriette sabía que Vallejo sentía una gran atracción por Georgette. No faltan quienes aseguran que Georgette persuadió a Henriette para que se trasladara a otro lugar y dejara tranquilo a Vallejo. El caso es que poco a poco se fueron perdiendo y diluyendo en el tiempo los pasos y recuerdos de Henriette. 
     Desirée Lieven y otros amigos que conocieron a Henriette Maisse solían decir que contrajo matrimonio con un joven provinciano menor que ella. Fue imposible conseguir mayores datos o quizá testimonio más frescos. El caso es que Henriette nunca recibió un reconocimiento, un homenaje o algún poema.
    La referencia más humana de la “pobre chica” que acompañó y ayudó a Vallejo es de la Macedonio de la Torre, pues en ese entonces afirmó: “Tengo para mí que el Cholo no debía haberse separado de Henriette, esa muchacha abnegada que sufrió en silencio y compartido la miseria valientemente, muchas veces trabajando”.
    Sin embargo, la sonrisa de Henriette retratada en la Navidad de 1926, ha quedado impresa en el recuerdo de quienes hemos tratado de conseguir algunos datos sobre ella. Pero Henriette Maisse estará siempre viva a través de la carta de Vallejo,  aunque solo se haya referido a ella y no escrito su nombre.  Henriette Maisse vivirá en la memoria de las generaciones de poetas y pueblos de América, precisamente porque supo asistir con nobleza a Vallejo a cambio de nada, lo amó mucho aunque jamás le haya dedicado un poema.

Necesaria aclaración:
Este es el texto acompañó al libro El cholo Vallejo, publicado en 1994 por la Editorial FIMART, Lima, en forma de addenda. Pero como eran tres hojas separadas, se han perdido o separado del texto. Es por esa razón que publico esa versión tal cual para hacerla conocer de nuevo, con todos sus errores y virtudes. Es verdad que he recibido la oferta de hacer una segunda edición de El cholo Vallejo, ese hecho implicaría revisar todo el libro, pero además las páginas referentes a Henriette Maisse. A este respecto tengo que decir lo siguiente: Los estudios sobre Vallejo no han aportado mucho respecto a Henriette Maisse, al contrario, cada vez ha sido más relegada y las referencias a ella no tienen el valor de reconocer de haber salvado la vida a Vallejo, aunque después el Cholo haya preferido a Georgette. No ha faltado quien haya acusado a Henriette de haber “vendido” a Vallejo a Georgette “por una fuerte suma de dinero”. Eso no es verdad, Vallejo no era una mercancía no tenía precio. También es denigrar a Henriette, no porque haya sido una obrera, iba a “vender” a un hombre que amaba. La prueba es que lo cuidó, lo atendió en los momentos más graves y finalmente le salvó a vida.
   Lo que nunca he contado es mi entrevista con Georgette Vallejo. Fue César Calvo quien insistió generosamente en que la conociera, hablara con ella y así fue. Cuando tacamos tres temas: Anaís Nïn, Desirée Lieven y Henriette Maisse, se puso disimuladamente furiosa, no pudo ocultar su gesto de disgusto. ¿Por qué? Con Anaís Nïn no llegaron a ser amigas porque entre ambas había una enorme distancia de caracteres, Anaís era extrovertida y Georgette muy reservada. Desirée era una mujer comprometida con una causa justa: la República Española y en su departamento, recibía siempre a luchadores sociales, especialmente latinoamericanos; Georgette en cambio no tenía una marcada inclinación ni vocación por la política como Desirée. Henriette había sido formada para ser obrera y su familia pertenecía al proletariado, en cambio Goergette tenía una mejor preparación intelectual, la prueba es que defendió la obra de Vallejo.
    ¿Por qué Henriette Maisse tiene que ser necesariamente olvidada? Nadie podría discutir la fidelidad a la obra de Vallejo, respecto a la permanente lucha de Georgette, eso no está en discusión, porque sino hubiera sido ella, seguramente que en gran parte se hubiera perdido. Las amigas de Desirée, sus amigas más cercanas y confidentes como la Petit Yaki ni Rayka, que aparecen en varias fotos que ahora circulan en Internet, sabían mucho, tenían una vaga referencia pero más conocían la biografía de Anaís Nïn, que incluso la de Georgette. Yakeline Weller “Yaquicha” me llevó una vez donde Georgette, pero se acordaba siempre que le había hecho una referencia de Henriette: Esa chica no significa nada en la vida de Vallejo  - dijo. Cuando salimos a calle le comenté a Yaquicha lo que había sucedido antes.     

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